El Puerto de Valencia alberga un faro marítimo peculiar. Su estructura poco tiene que ver con lo conocido; tampoco las características que lo definen. Cumple con las funciones elementales de un faro, y lo hace además bajo unos parámetros de sostenibilidad y respeto al medio ambiente. El faro, ejecutado con materiales compuestos (o composites) a base de fibras de carbono, fibras de vidrio y resina, presenta las siguientes ventajas respecto a los materiales tradicionales:
El sistema energético, compuesto por nueve módulos solares y un aerogenerador de eje vertical, alimenta las balizas de tecnología LED. La energía generada se almacena en un banco de baterías, formado por 12 unidades de 124 voltios. Este sistema permite al faro funcionar sin sol ni viento durante seis días, algo muy difícil en Valencia. Si eso ocurriese, la infraestructura puede conectarse a un grupo electrógeno y, en último extremo, a la red eléctrica. La baliza principal, con una potencia de tan sólo 70 vatios, tiene un alcance nocturno de 25 millas náuticas -una más que el faro existente-; la baliza de reserva tiene un alcance nominal de 20 millas náuticas.
Los composites no se ven afectados por la corrosión del viento, oleaje y salinidad
ACCIONA se ha encargado del desarrollo de la innovadora estructura en composites. Los ingenieros de los centros de Alcobendas (Madrid) y Noblejas (Toledo) han llevado a cabo desde el verano de 2014 numerosos ensayos y simulaciones con el objetivo de definir cada pieza del faro.
La estructura es pre-ensamblada en taller para reducir tanto el impacto en la operativa del puerto como los costes y el tiempo de ejecución. Para ello se aplicó un adhesivo epoxi que garantiza el correcto desempeño sin presentar los problemas de corrosión observados en sistemas de unión con elementos metálicos. Posteriormente, en una segunda fase, se aplicó un recubrimiento para proteger la estructura de la radiación solar e incrementar su durabilidad.
Una vez ensamblada la estructura, el 10 de febrero se trasladó por carretera a bordo de un transporte especial desde Noblejas hasta el puerto de Valencia -a 315 kilómetros-, donde inmediatamente se procedió al montaje en su emplazamiento definitivo, ubicado en el encuentro de las dos alineaciones del nuevo dique Este. El proceso, realizado con apoyo de dos grandes grúas y un reducido equipo, consistió en izar, arriostrar y ensamblar la estructura en el casetón previamente construido. En total, en esta operación se emplearon apenas 20 horas, con una mínima interferencia en la operativa portuaria habitual, poniendo de manifiesto la rapidez y limpieza del proceso de montaje de una estructura de estas características. En fechas posteriores se ejecutó en su interior tanto la escalera helicoidal en tramos de seis metros hasta alcanzar el forjado superior, como las barandillas y otros elementos auxiliares de la estructura dejándola lista para la próxima fase.