Desde octubre de 2019 a febrero de 2020, los incendios asolaron Australia como nunca se haya visto. En el sur del continente, fue destruida por las llamas una superficie tan extensa como dos veces Portugal provocando la muerte de al menos 33 personas, y se calcula que 3.000 millones de animales murieron o fueron desplazados en esos incendios.
Algunos de estos fuegos fueron intencionados, pero la combinación de sequía con altísimas temperaturas tuvo un efecto letal para desencadenar el desastre. Los científicos ya advierten de que el cambio climático está detrás de todos estos desastres naturales y de que lo que sucede en Australia podría repetirse en muchos lugares del planeta en los próximos años si la temperatura supera la línea roja de 1,5° C por encima de la era preindustrial.
En este reportaje sobre qué está pasando en el clima de Australia contamos con David Pokock, el ex jugador de rugby australiano considerado uno de los mejores Wallabies de la historia, y una de las figuras públicas del continente más comprometida con la lucha contra el calentamiento global.
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En 2019 los termómetros marcaron en Australia las temperaturas más altas registradas en su historia. Como consecuencia, no solo fue el año más cálido, sino también el más seco. Sídney y las regiones vecinas de Blue Mountains e Illawarra sufrieron restricciones de agua para algunas actividades cotidianas. Además, muchas granjas, como la que visita David Pocock en el video anterior, vieron cómo sus ganados morían por no tener alimento a causa del estado yermo de sus tierras.
Según un estudio del Instituto de Cambio Climático de la ANU (Australian National University), con estas nuevas condiciones climáticas, Australia pronto podría no tener inviernos tal y como se conocen y padecería, a partir de ahora, una estación llamada “nuevo verano” con temperaturas sostenidas de 40 °C.
Australia podría padecer un “nuevo verano” con temperaturas sostenidas de 40 °C a causa del cambio climático.
Uno de los efectos directos del calentamiento global es la subida de la temperatura de los océanos. También su acidificación a causa del aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera. La Gran Barrera de Coral australiana sabe muy bien en qué consisten estos fenómenos.
En 2016, 2017 y 2020 pudimos asistir al blanqueamiento de parte de sus corales. ¿Qué significa esto? Los corales pierden sus colores cuando los organismos que conviven con ellos desaparecen a causa de, entre otras razones, aguas inusualmente calientes. Algunos corales pueden sobrevivir a estas crisis, pero si las condiciones no mejoran, mueren.
Los arrecifes de coral no son una simple y bellísima atracción turística. Se trata de uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del planeta y miles de animales marinos dependen de ellos para sobrevivir. Aunque ocupan menos del 0,1 % de la superficie total de los océanos, sirven de hábitat para el 25 % de todas las especies marinas. Además, su presencia ayuda a mantener seguras las costas, ya que reducen la fuerza de las olas y de las tormentas.
David Pocock nos acompaña al Instituto Australiano de Ciencias Marinas donde nos han explicado un poco más sobre la importancia de la Gran Barrera de Coral australiana y los factores que la amenazan.
Existen otros ecosistemas en Australia ahora más frágiles que nunca por culpa del aumento de las temperaturas: los humedales en las Lagunas Coorong, los manantiales kársticos del sur o los pantanos costeros de la cuenca de Sídney.
Y este es solo un escenario local que se repite por todo el planeta, ya que cada continente y cada ecosistema está teniendo que bregar con su propia tribulación por culpa del cambio climático.
Las consecuencias del cambio climático ya no se pueden evitar, pero sí está en nuestra responsabilidad aunar todos los esfuerzos para mitigar sus efectos. Para ello la solución pasa inevitablemente por dos sendas:
Porque sabemos que la descarbonización y la mitigación de todos estos efectos del cambio climático en Australia pasan por el desarrollo de las energías renovables en el país, invitamos a David Pocock a que conociera el Parque eólico de Gunning construido y operado por ACCIONA.
Un proyecto con el que la compañía no solo provee de energía limpia a miles de hogares en Australia, sino que colabora con la comunidad para intentar mejorar el tejido social y económico de la región.
El Parque Eólico de Gunning situado en la localidad de la que lleva su nombre en Nueva Gales del Sur, a 70 km al noreste de Canberra, consta de 31 turbinas eólicas con una potencia total de 46,5 MV y proporciona energía limpia para abastecer a 36.000 hogares. Con su funcionamiento, el parque eólico de Gunning evita 160.000 toneladas de CO2 a la atmósfera al año.
Además, al estar ubicado en una propiedad privada dedicada al pastoreo, el lugar sigue manteniendo su ocupación originaria y las ovejas conviven con los aerogeneradores en perfecta asociación y armonía.
El compromiso de ACCIONA con la comunidad a la que provee de energía el parque Gunning no solo queda ahí. La vinculación se extiende a un programa de beneficios compartidos que cuentan:
Con estas iniciativas, ACCIONA mantiene su compromiso con las comunidades locales y generar de eso modo beneficio más allá del negocio de la manera más amplia y equitativa posible.
La sorprendente evolución de los aerogeneradores y de la energía eólica a través de 25 años de trayectoria de ACCIONA.