Una leyenda muy antigua de la mitología irlandesa relata que los duendes del bosque escondieron todo el conocimiento del mundo en nueve avellanos situados junto a la Fuente de la Sabiduría. Un día, algunos de sus frutos cayeron al agua y fueron engullidos por un salmón quien, desde ese momento, se convirtió en el ser más sabio de la Tierra. La historia continúa bien detallada en “Las hazañas infantiles de Fionn”, pero permitidnos la licencia de detenerla aquí, porque nos sirve para ilustrar una idea de la que ya aquellos cronistas celtas seguro quisieron dejar testimonio: el salmón es un pez sobrenatural.
Y es que en su ciclo vital todo es proeza. El salmón nace en las cabeceras de los ríos, más tarde viaja cientos de kilómetros aguas abajo hasta el mar modificando su metabolismo para adaptarse al agua salada. Cuando su instinto se lo indica, emprende una verdadera cruzada: el retorno al lugar exacto que le dio origen para acunar allí una nueva generación. Cómo reconoce el camino y de dónde saca las fuerzas para luchar contra los elementos sin probar bocado durante meses son un misterio.
Ese don extraordinario para saber qué aguas fueron las suyas, qué gravas les vieron nacer, bien pudo fascinar a aquellos irlandeses milenarios y el Salmón de la sabiduría cuenta por ello con un lugar privilegiado en su imaginario popular. Una fascinación que compartimos también nosotros cientos de años después.
"...Y el Ulises salmón de los regresos
deshace su camino hacia las algas..."
José Gorostiza
Ese retorno heroico del salmón ascendiendo desde el mar hasta la cabecera del río buscando su propia Ítaca, tropieza en el itinerario con múltiples peligros que convierten el viaje en una gesta épica: depredadores, la fuerza de un caudal que empuja a contracorriente, remontes de varios metros de altura… Pero de todos ellos, las presas emplazadas en las cuencas de los ríos son uno de los obstáculos más difíciles de franquear, si no imposible.
Hasta mediados del siglo pasado, el río Nansa en Cantabria (España), era considerado uno de los mejores ríos salmoneros del norte del país. Pero la presa de Palombera, construida en el año 1953, se convirtió en una barrera insuperable para los ejemplares que volvían a los frezaderos del río cántabro y dejó un cauce yermo y despoblado.
La instalación por parte de ACCIONA, propietaria desde el año 2010 de las centrales hidráulicas de esta zona, de un ascensor que les ayude a salvar los 20 metros de la presa y continuar su viaje es, a partir de ahora, el artífice de que el río Nansa recupere el trasiego de otros tiempos de bravos salmones peregrinando por sus aguas.
Una inversión de 3 millones de euros que materializa el compromiso de ACCIONA por proteger la biodiversidad de los entornos en los que se encuentran sus instalaciones de generación de energía limpia.
Te contamos el proyecto.
Ahora un ascensor de peces en la presa Palombera del río Nansa permite a los salmones superar sus 20 metros de altura. Además, dos escalas en los azudes (presas pequeñas para encauzar el agua de los ríos) de Celis y Vendul les ayudan a alcanzar los frezaderos o zonas de desove del río y continuar así con su homérico ciclo de reproducción. Meses después, estas escalas también serán utilizadas por los ejemplares nuevos que inicien el descenso a las frías aguas del mar del Norte.
El proyecto incluye un sistema de monitorización del caudal ecológico en tiempo real, esto es, el caudal que permite mantener la vida de los peces que habitan un río y la vegetación de su ribera, y una estación de registro y medida de los caudales en la cabecera del río.
Como parte del plan, se han introducido 13.000 salmones alevines de unos 5 centímetros para que pueblen el río Nansa y sean la futura generación que se sirva de las instalaciones para devolver al río el bullir de la vida salmonera de antaño. Además, ACCIONA realizará un seguimiento ambiental durante los próximos tres años para verificar la eficacia del proceso que ha puesto en marcha.
En su ascenso desde el mar, los salmones se encuentran en la base de la presa con una artesas o pequeñas balsas especiales de agua en donde un vertido continuo de caudal de agua hace de efecto llamada para que los salmones sepan que el camino continúa por ahí. Los peces atraídos llegan a una cabina metálica sumergida en el agua que se eleva por unos raíles hasta la coronación de la presa y deposita a los peces en el embalse a través de un sistema de canaletas.
ACCIONA ha introducido 13.000 salmones alevines para que sean la futura generación que pueble el río Nansa.
El ascensor cuenta con un sistema de cámaras que permite medir y documentar las características del salmón antes de devolverlos para que continúen su remonte. La frecuencia de subida es manual o automática y se programa según la época del año, que determina la frecuencia de paso de los ejemplares.
Una vez en el embalse, los salmones pueden nadar aguas arriba a través de las escalas construidas en los azudes de Celis y Vendul, alcanzó así la zona de la freza o desove documentadas en los anales históricos del río.
Sorpréndete con el proyecto de fototrampeo que ha implantado ACCIONA en sus instalaciones y que ha permitido conocer el comportamiento de la fauna terrestre en su hábitat natural